Llegando a la mansión (Lenah) (+18)

Enredo una mano en su pelo cuando se apoya en mi hombro sin decir nada. Los dos nos quedamos en silencio, disfrutando de nuestra mutua compañía y del silencio que reinaba en el lugar.

Noto como se acomoda contra mí, escondiendo el rostro en mi cuello para luego rozarme la mejilla con la nariz. Sonrío de forma muy cariñosa al sentir ese gesto tan sencillo de amor y cariño.
Le devuelvo la mirada y me quedo con las ganas de besarla cuando roza sus labios con los míos.
Sonrío al escuchar su pregunta y le respondo besándola.

Cierro los ojos al sentir como acaricia mis labios con los suyos y me dejo llevar por mis sentimientos hacia ella, demostrándole todo mi amor. Me dejo atraer hacia ella, devolviéndole el beso con su misma intensidad. La abrazo, estrechándola contra mí, intensificando todavía más el beso.

Sigo besándola sin parar. Al ser vampiro no necesitaba parar para tomar aire, otra ventaja que teníamos sobre los humanos. Me acerca aun más a ella y le meto la mano por debajo del pelo, levantándoselo suavemente. Al rato dejo de besarla y entierro mi rostro en su cabello, aspirando su suave aroma.

- Te quiero.

Sonrío levemente y la aprieto aun más contra mí. Me quedo inmovil, con Lenah entre mis brazos, abrazándola. Sólo se oía el sonido del viento, estábamos completamente solos y deseo que este momento no terminara jamás para poder quedarnos así eternamente, juntos.
Suspiro y entierro aun más mi rostro en su cabello, besándolo y acariciándolo.

Apoyo mi cabeza en la suya suavemente, mirando al frente y sin dejar de acariciarle el pelo. Un rato después, demasiado corto para mi gusto, me separo de ella suavemente. Aunque lo prefiriera, no podíamos quedarnos allí eternamente, alguien podría vernos.
Le acaricio suavemente la mejilla, mirándola.

- Deberíamos irnos.

Suspiro cerrando los ojos al escuchar su pregunta y me quedo pensativo. ¿A donde podíamos ir? Habiá tantas opciones, tantos sitios en los que perdernos...
Vuelvo a suspirar y abro los ojos, mirándola con una dulce sonrisa.

- Donde tu quieras, ya lo sabes. Te llevaré a donde quieras sin importar lo lejos que esté.

Escucho su propuesta y asiento, mirándola. Tenía razón, estaríamos allí mejor solos que en otro sitio, ya que ahora lo único que me apetecía era estar a solas con Lenah, sin nadie que nos molestase. Le sonrío y cierro los ojos cuando me roba el beso.

- Me parece bien, volvamos entonces.

La bajo al suelo con suavidad y me aparto un poco de ella para vestirme y arreglarme un poco el pelo con las manos, poniéndome un poco decente. Al terminar le devuelvo la mirada y la sonrisa.

- Y yo a ti.

Me inclino hacia ella, rozando mis labios con los suyos antes de seguirla en dirección a la mansión.

Vuelve a tirar de mí y vuelvo a sonreír, siguiéndola. Un rato después, llegamos a la mansión caminando tranquilamente. La miro al escuchar su pregunta y la rodeo con un brazo cuando se recuesta contra mí, dándole un beso en el pelo, pensativo. Mis ojos brillan de manera traviesa.

- El último que llegue a la habitación paga nuestra primera cena en París - Le susurro al oído antes de echar a correr hacia la casa.

Suelto una alegre carcajada al escuchar su protesta y entro a toda velocidad en la casa. Corro hasta llegar a la habitación y la espero allí. Había ganado pero aun así pensaba invitarla en realidad ya que mi educación era literalmente de la vieja escuela.
Al ver que no viene salgo de la habitación y empiezo a buscarla, encontrándola en una de las habitaciones. Me acerco sigilosamente por detrás y le tapo los ojos cariñosamente, dándole un beso en la mejilla.

Me echo a reír sin poder evitarlo al escuchar lo que me dice y la beso suavemente en los labios, mirándola divertido.

- Desde luego.

La beso de nuevo, esta vez en el cuello y la abrazo, pegándola a mí y mirando la habitación en la que estábamos.

- ¿Sabes tocar? - Le pregunto, refiriéndome al piano.