Llegando a la mansión (Lenah) (+18)

Como un poco de todo pero aunque hacía el esfuerzo, me pasaba lo mismo que a Lenah, la comida no me sabía a nada y tampoco la sentía. Suspiro, tendría que arreglar lo de las comidas aunque, ¿como decirles a un grupo de humanos demasiado tradicionales que su jefe era un vampiro?.
Vuelvo a suspirar y sonrío cuando Lenah se levanta de la mesa y se sienta en mis rodillas, acurrucándose contra mí.
Me da un ligero mordisco en el cuello y se de inmediato lo que quiere. Sangre. Ladeo el cuello invitándola a morderme.

Suelto un suave suspiro al notar sus colmillos clavándose en mi cuello. Le acaricio el pelo mientras ella bebe mi sangre. Cuando se queda saciada se aparta y es entonces cuando lo oigo, el ruido de un plato rompiéndose contra el suelo. Miro hacia allí y veo a la chica. La reconozco, era la más joven de las personas que estaban a mi servicio y rara vez subía aquí arriba a no ser que el resto estuvieran demasiado ocupados y la mandaran a ella.
Mi rostro permanece impasible pero en realidad estoy preocupado. En fin, esto resolvía mis dudas de si contarle lo que yo era al servicio o no.
Me levanto de la silla, apartando suavemente a Lenah y me acerco a la chica. Ella me mira asustada, sin poder moverse ya que Lenah la había paralizado aunque estaba convencido de que aunque no hubiera sido así tampoco habría podido moverse de la impresión.
Me giro hacia Lenah y le sonrío.

- No te preocupes, mi amor. ¿Puedes liberarla un momento? Quiero hablar con ella

Lenah libera a la chica y yo la retengo suavemente por el brazo para evitar que saliera corriendo y le sonrío tranquilizadoramente.
Escucho las palabras de Lenah y asiento, aunque me quedo un poco preocupado cuando se marcha.
Hablo con la chica, calmándola y asegurándole que no iba a pasarle absolutamente nada. Termino de hablar con ella y después llamo al mayordomo y al ama de llaves con los que estoy largo rato hablando. Al terminar salgo en busca de Lenah, encontrándola bastante alejada de la casa.
Me acerco a ella despacio pero haciendo que notara mi presencia para no asustarla al ver en que posición se encontraba.

- Lenah... - La llamo suavemente.

Me siento aliviado al ver como se levanta del suelo con una leve sonrisa en su bello rostro. Le rodeo la cintura con los brazos y le devuelvo el beso suavemente. Le acaricio suavemente la mejilla y niego con la cabeza, mirándola cariñosamente.

- Yo también te quiero, mi amor, y no, no me has dado ningún problema - Río suavemente, divertido con la situación - Resulta que el mayordomo y el ama de llaves ya sabían que yo soy vampiro, de echo han estado imperturbables mientras he estado con ellos hablando de lo que ha pasado en el comedor y han sido ellos quienes han sacado el tema y no yo. Al parecer siempre lo han sabido, bueno, lo saben desde hace muchos años pero como el servicio siempre es muy tradicional han seguido organizando la mansión como siempre, y eso incluye lo de preparar comidas, pero como esa chica es muy jovencita y raras veces sale de las estancias del servicio, no han creído oportuno contárselo para no asustarla y por eso ha pasado lo que ha pasado y te pido disculpas si lo ocurrido te ha incomodado, me han asegurado que han guardado silencio todo este tiempo y que la chica hará lo mismo así que no tienes nada de qué preocuparte.

Me siento aun más aliviado al ver que Lenah se relajaba y quitaba importancia al asunto. Le sonrío cuando escucho lo que me dice.

- No te preocupes, no va a pasar nada, pero sí, será mejor que cambiemos de tema.

Me quedo pensativo. Podíamos hacer tantas cosas que no sabía por donde empezar.

- Podemos ir a la ciudad, si quieres, o dar un paseo por el campo.

Sonrío al ver su actitud ligeramente juguetona y abro mucho los ojos cuando dice lo de ir de compras. Recuerdo cuando fuimos de compras en Port Ángeles y me echo a reír, cariñoso.
La miro divertido y asiento.

- Por supuesto, lo aguantaría a la perfección.

Me echo a reír cuando me dice que en situaciones normales me arrastraría de tienda en tienda para acompañarla de compras, para darle mi opinión y también para que llevara las bolsas, y la creo, era muy capaz de hacerlo pero hoy deseaba visitar lugares y a mí me parecía bien.

- Por supuesto, te llevaré a donde tu quieras.

Me tira de la mano y empezamos a andar sin saber a donde dirigirnos o a donde ir. Un rato después nos paramos y miro a mi alrededor. Estábamos completamente solos y lo único que se oía era el canto de los pájaros y el sonido del viento.
Sonrío al escuchar su pregunta y niego con la cabeza.

- En realidad no, sigamos andando a ver donde aparecemos

Se suelta de mi mano y se pone detrás mío, subiéndose a mi espalda. Sonrío y la acomodo para que estuviera cómoda y para poder llevarla con más facilidad. Escucho lo que me dice y vuelvo a sonreir.

- Como quieras

Le doy un suave beso en los labios y vuelvo a ponerme en marcha, llevándola a diferentes sitios.

Le devuelvo el beso con una sonrisa antes de apoyar la cabeza en su hombro, observando los sitios a los que íbamos cada cual mas raro y a la vez bonito. Le abrazo con un poco mas de fuerza para que me mire y cuando lo hace le doy un suave beso.
-Te quiero.- susurre antes de volver a besarle.

off: Siento la tardanza pero mi ordenador decidió morirse u.u

Cada sitio que visitábamos era más bonito y raro que el anterior. De vez en cuando miraba a Lenah con una sonrisa, viendo claramente que le gustaban los sitios a los que la estaba llevando y en los que permaneciamos bastante rato antes de irnos a otro.
Noto como me abraza y me paro, mirándola. Sonrío al escuchar lo que me dice.

- Y yo a ti

Le devuelvo el beso.

off: Tranquila

Se baja de mi espalda y se coloca enfrente mío. Le rodeo la cintura con los brazos, atrayéndola hacia mí y devolviéndole el beso. Sonrío al escuchar sus palabras y como respuesta vuelvo a besarla, disfrutando de sus caricias en el pelo.
Esto era perfecto. Estábamos completamente solos sin que nadie nos molestara. No podía ser más perfecto.

Aferra más mi cuello y me atrae aun más hacia ella, hasta que no queda espacio entre nosotros. La sigo cuando retrocede sin dejar de besarme, hasta que su espalda da en el tronco de un árbol.
La aprieto aun más contra mí, pegándome a ella sin dejar de besarla.