Volviendo a Casa [Antonny]

Antonny Romero escribió:momentos antes:
le sostuve me elvante y la cargue ella me tomaba del cuello con fuerza, bese sus labios y nos lleve hacia dode su mente decia.

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aparecimos en la entrada de un departamiento la puerta cerrada, ella se separo d emi un segundo y le baje de msi brazos- es aqui? - pregunte mientras observaba el lugar

En cuanto desaparecimos de aquella cabaña abrí mis ojos y ya estábamos en la puerta que daba a mi pequeño departamento; me bajó de sus brazos y pude buscar entre mis bolsillos la llave de ésta. Estaba por abrir cuando recordé el desastre que había dejado dentro antes de salir, me dio vergüenza dejarle pasar pero no podía pedirle que se quedara afuera; así que giré la llave mientras mi rostro de volvía color rojo. -Disculpa por no tener ordenado, pero vivo sola y no acostumbro a limpiar si no es necesario- expliqué a modo de disculpas. Pasé y o primero que vi fue unos platos sucios sobre el mesón de la cocina, corrí para dejarlos en el fregadero y volteé a mirar a Antonny aun sonrojada. -Jeje... adelante, pasa y ponte cómodo-

Me sonrojé, no se si fue por sus besos o por el hecho de que me invitara a ordenar mi propia casa. Pero traté de no fijarme en ello y fui hasta la habitación bodega para sacar la aspiradora. Tardé bastante en hacerlo pues sobre ella habían varias cajas con un montón de libros de diferentes clases, aun no organizaba todas mis pertenencias. Volví hasta el salón con la aspiradora y comencé a mover muebles y limpiar con agilidad; no quería tardar demasiado en tener todo listo, había sido descortés de mi parte no tener ordenado antes así que no dejaría que Antonny hiciera muchas cosas. -Gracias por ayudar- dije sinceramente sobre el ruido que hacía la aspiradora, de lo debía, él no tenía por qué venir a ordenar el desastre que yo había producido. -Te debo una, así que si se te ocurre algo... puedes pedirmelo-

Sentí su abrazo y beso con calidez, le dejé mimarme y me senté en el sofá a esperar. -Esta bien, acepto porque yo no soy buena cocinando- le dedico una sonrisa y tomo una revista cualquiera para hojeas mientras espero. No pasa mucho rato cuando comienzo a sentirme inquieta. Empecé a pasearme alrededor del mesón de la cocina mientras guardaba algunos vasos y platos en sus muebles, me sentía un poco incómoda sin hacer nada. -Te ayudo en algo?-

Ante su inusual ofrecimiento mi rostro se ruborizó y mi cabello se volvió blanco, nadie me había visto desnuda y no tenía planeado cambiar eso. -V...vale, pero no se te ocurra ir a espiar!!- sentencié. Me giré y fui hasta mi habitación; busqué alguna ropa cómoda y otro par de zapatillas, unas toallas y entré al baño. Puse el pestillo en cuanto cerré la puerta tras de mi, sabía que no servía de nada, pero era mi manera de decirle a Antonny que no quería visitas innecesarias.

Cuando terminé de ducharme me sequé lo más rápido que pude y me vestí con unos pantalones cortos y un sweter gris, era mi favorito. Tomé mis zapatillas y me las fui colocando mientras salía apurada. Tengo la mala costumbre de tardar mucho en la ducha y no siento el paso del tiempo cuando estoy en ella, por eso siempre termino corriendo y dejando todo desordenado a mi paso antes de salir. En cuanto volteé a ver el comedor me encontré con un Antonny muy elegante y sofisticado, le miré un par de veces mientras volví a mirar la ropa que yo llevaba, me sentí fuera de lugar y un poco tonta; él había hecho una gran preparación y yo estaba como todos los días. -Emm... ya vuelvo- dije mientras giraba, tenía que buscar algo entre mi ropa que fuese más o menos decente, yo y mi manía de vestir sport.

Busqué en mi armario algo más elegante pero no encontré nada. Nunca había necesitado algo lujoso y ni tacones tenía. Volteé la mirada y sobre mi cama había un hermoso plateado. Me sonrojé ante aquel gesto y me vestí con él mientras cambiaba mi color de ojos a grises para lucir mejor. caminé descalza hasta el comedor, nuevamente, y me senté junto a Antonny en la mesa. -No tenías por qué comprar esto...- dije señalando el vestido. -Te lo agradezco pero pagaré por él-

El olor de la comida se sentía tan bien que en un momento se me olvidó lo que Antonny me había dicho. -Podemos comenzar?- le pregunté con el estómago rugiendo de hambre. Pero espera, ya había vuelto a recordarlo, así le gustaba más? Acaso no le agradaba mi ropa deportiva? Puse mala cara; yo no dejaría de ser yo misma porque a él le gustaba más como me veía en un traje elegante.

-Entonces no te acostumbres, no me gustan las cosas elegantes- le dije un poco fría; si me había molestado y tal vez tardaría un buen rato en relajarme. -Y estás en mi casa, no me moveré de aquí- dije un poco más suave, no quería que se fuera; solo estaba un poco molesta y ya se me pasaría

Le miré a los ojos y vi en ellos un arrepentimiento sincero. -tranquilo... ya se me va a pasar- intento sonreírle para que no se preocupe por mi, estiro mi mano para acariiar su mejilla. -Ven, vamos a comer o la comida que preparaste se va a enfriar- ahora si podía sonreirle con sinceridad, la comida era algo que siempre me animaba.

Le seguí con la mirada hasta que se sentí frente a mi y comenzó a comer; luego tomé el tenedor y le imité. AL llevarme el primer bocado a mis labios me di cuenta de lo excelente cocinero que era Antonny, que bueno, ya que yo no tenía habilidad en esa área. -Esto está delicioso...- le dije sin dejar de saborear. Comí y bebí con prisa y sin pausa, no había notado antes cuanta hambre tenía pero realmente era mucha.

-Tal vez eso sería buena idea- me sonrojé al pensar en verlo todo los días, eso hizo que mi corazón diera un vuelco y latiera más rápido. Le seguí hasta la cocina y tomé su mano tímidamente. -Deja todo allí, yo ordeno después- bajé la mirada pues me avergoncé, pero no solté su mano.

Acepté su beso pero no estaba segura de que responder a su petición, hace unas cinco décadas que no compartía mi casa con alguien, y porque no era mi casa, sino la de mi tía. Cuando nos separamos unos milímetros le miré a los ojos algo sonrojada, me costaba respirar y mi lengua estaba un poco trabada. -Pues... si quieres.. tengo una habitación de invitados... Pero tengo que ordenarla!- recordé y corrí hasta ella para que no viese mi rostro rojo.

-S-solo? pero si estaremos bajo el mismo techo...- intenté no mirarle directo a los ojos, mi vergüenza y nerviosismo se podían notar en ellos. Pero alguna parte de mi quería pasar con él, abrazarlo, besarlo, y rendirme ante mis instintos. Pero yo, ahora estaba muy despierta como para sucumbir ante eso.